En un importante estudio que agrupó científicos de
diferentes países, se evaluaron los impactos de las actividades humanas sobre
los ecosistemas de aguas profundas, comprendido desde 200 m hasta 10.924 m de
profundidad máxima. Hoy por hoy, el desarrollo tecnológico ha permitido
explorar aguas profundas, especialmente con fines económicos, afectando así el
ecosistema más grande de la tierra. El mar profundo posee una alta
biodiversidad y una gran riqueza de recursos, dada la heterogeneidad de
hábitats con características bióticas y abióticas únicas. Las principales actividades se realizan bajo una profundidad de 2000 m, tales como la explotación de recursos pesqueros, hidrocarburos y minerales. Además, los profundos suelos marinos son utilizados como depósito de basuras y residuos.
La
presencia del plástico en aguas profundas, confirma el efecto perjudicial
para el océano; los micro-plásticos son el resultado de la descomposición del
plástico y los materiales biodegradables que en algunos casos se
desintegra en partes pequeñas no degradables, y por consecuente afectan el
funcionamiento hormonal y el sistema reproductivo de los organismos.
Por
otro lado, la energía nuclear se considera como una de las más peligrosas
actividades para la salud humana. Particularmente, en La Hague, departamento de
Normandía, se localiza la planta de reprocesamiento nuclear más grande de
Francia, país con mayor dependencia de la energía nuclear y número de reactores
respecto a su población. Los residuos radioactivos arrojados contaminan
los organismos marinos cerca de las costas francesas y noruegas. Por lo tanto,
los animales que acumulan las sustancias radioactivas consagrados al consumo,
generan enfermedades respiratorias y leucemia; también, se ha registrado un
aumento de mortalidad por causa de cáncer de órganos digestivos en Normandía.
Asimismo,
el incremento de las emisiones de CO2 atmosférico impacta negativamente, acidificando el océano y
cambiando el clima, incluido el calentamiento del océano, estratificación, y
generación y expansión de la hipoxia. Como podemos ver a través del
presente escrito y los otros temas publicados anteriormente en el blog, son
numerosas las actividades de origen antropogénico que generan un impacto
negativo a los ecosistemas marinos, afectando no solo las características
físicas y químicas sino también la diversidad y composición de fauna y la flora marina.
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