Armados con
guadañas en acero inoxidable y con un traje de buceo, los dos hombres se
sumergen en el mar para recolectar algas. El comienzo de una novela de ciencia
ficción post-atómico? No, la realidad cotidiana en España en la playa de Picón,
Ortigueira, en la provincia de La Coruña, Galicia.
En España, a pesar
del aumento tan ostentado del PIB en los últimos meses, la tasa de desempleo
permanece anclado a un triste 25%, y en algunas zonas es aún mayor. En España,
como en Italia, estos son tiempos difíciles, sobre todo si eres joven y tienes
un título.
Así que dos
estudiosos del Mar, un científico marino y un biólogo, pensaron de poner a un
lado sus diplomas, pero utilizar los conocimientos que habían adquirido a lo
largo del mar y su entorno. ¿Cómo? Dedicándose a la recolección de algas.
En abril de 2012,
Alberto Sánchez (35 años), su hermana María y Sergio Baamonde (33) fundaron
Conservas Mar de Ardora, una sociedad para la recopilación, procesamiento y
venta de algas para uso alimentario.
La idea surgió de
la observación de la gran cantidad de algas que crecen naturalmente en las
rocas de las costas atlánticas de Ortigueira, bañada por las frías aguas del
océano.Los tres socios
recogen las algas en el mar en grandes bolsas de 20-30 kg y luego lo
transporten a pie. De aquí en carro hasta el centro de transformación: "Es
un trabajo duro, pero estamos muy motivados", dice Baamonde.
En Galicia, la
transformación de las algas para la alimentación es una industria cuyos
primeros pasos se han hecho ya en los años ochenta del siglo pasado.
En 2012, según
datos del Ministerio gallego de los recursos marítimos, las algas comestibles y
su inducido han generado un volumen correspondiente a 3,8 millones de euros.
Baamonde trabajó
en un laboratorio de la Universidad de La Coruña hasta que la crisis económica
ha reducido los fondos. Luego, desde el 2007-2009 fue consultor de las asociaciones
de pescadores gallegos para las “empresas para la recolección de las algas” en
un programa del gobierno regional. Pero incluso esto tuvo que cerrar por falta
de fondos. Durante tres años
estuvo desempleado, mientras que con los otros dos amigos abrió la empresa que
se ocupa de la recolección de algas por su propia cuenta.
Sánchez en cambio
trabajó en un centro de investigación biomédica en Barcelona, antes de
descubrir que "había un agujero en la cadena de la industria de las algas
en Galicia, y hemos entrado." Así, diplomas
puestos a un lado, se pusieron el traje, tomaron guadañas y fuera a recoger
algas en las aguas heladas del Atlántico.
Para abrir la
sociedad hemos durado un año para recoger 300 000 € entre los familiares y
amigos, poco financiamiento del gobierno y préstamos. Entre los clientes
de Conservas Mar de Ardora también hay Olleros Javier, de un chef estrella
Michelin, cocineros muy conocidos y apreciados en la zona.
Baamonde y Sánchez
también quieren invertir en el desarrollo de nuevos métodos más sostenibles
para la recolección y el tratamiento de las algas. La compañía quiere
centrarse en un producto más ecológico, de hecho, a diferencia de otras
empresas, las elaboraciones son hechas a mano.
"La recolección de algas es un trabajo estacional y por una parte del año estamos parados", reconoce Baamonde.